La rama del nogal sobre mi cabeza bendice la tarde. Y cae una hoja muy despacio... como si dijéramos que no hay nada de qué preocuparse, que cada cosa está bien en su propio sitio y todo está en paz. E.
Buscamos siempre un sentido a la vida. Un árbol crece hacia el cielo. Sus hojas tiemblan al viento. ¿Qué sentido tiene todo eso? Y, sin embargo, ¡qué bello es! E.
El granado no tiene arada, no tiene labrada, no tiene bancada, no tiene cardada, no tiene podada, no tiene florada, no tiene granada ni na’. ¡Pero tiene al otoño! ¡Pero tiene al otoño! E.
Las palabras callan, las palabras suenan, resuenan, las palabras guardan, aguardan al viento, su prisa, la risa de una voz que las gire que les de la vuelta del otro lado del otoño. E.
El aire descansa en las hojas, el agua en los ojos, nosotros en nada. Jaime Sabines ¡Si pudieran llorar en sus hojas mis ojos! ¡Si pudiera soñar con sus sueños mi sueño! ¡Si pudiera ser nada en el agua de nadie! E.
Algunos árboles florecen en otoño -le digo a mis manos que abrazan este café calentito. Afuera el cielo de papel de estraza enciende olores en mi corazón. Y más allá del humo de la taza, y de los crisantemos amarillos, y de las rojas chimeneas espirales. E.
A mis pies la hoja seca viene y va con el viento; hace tiempo que la miro, hecho un hilo, de fino, el pensamiento… Es una sola hoja pequeñita, la misma que antes vino junto a mi pie y se fue y volvió temblando… ¿Me enseñará un camino?… Dulce María Loynaz Escuchar como si no existieran las palabras. Escuchar como si no existiera el silencio. E.