¿Puedes disuadir a tu mente de su vagabundeo?

 


Cuando miramos a nuestros pensamientos,
estos revolotean sin parar,
de un tema a otro,
de una preocupación a otra.

Cuando miramos atentamente a nuestros pensamientos,
lo cual quiere decir: con afecto,
estos siguen revoloteando sin parar,
pero ya no nos molesta,
ya no queremos hacer nada con ello.

Cuando seguimos mirando,
con ese afecto infinito de la mirada atenta,
el revoloteo de los pensamientos se va calmando
hasta hacerse casi imperceptible.

Es en ese momento que descubrimos
que lo que mira al pensamiento es otro pensamiento
y lo dejamos de lado también.

Lo que queda allí
es un instante vacío.

De ese vacío florece el tiempo,
y con él todas las cosas.


E.


Comentarios

Entradas populares de este blog

El jardín de la noche

Encuentros

Ulises

Efemérides

El traje que vestí mañana

Cartografía secreta

Sollamadura

Somos los hijos adoptivos del paisaje