Cleptónimos

 




Ruidos de un sueño ausente


A esta hora tranquila la vena azul que no palpita se vuelve hábil

y aquellas figuras del paisaje, restallante de calcio, 

van ayuntando cuerpos al cordón umbilical de la noche.


Me siento a escudriñarte sin las formalidades de mi cabeza 

y te encuentro más bello cada día: ángel recién salido del útero.


Quisiera agarrarte y quedarme atascada durante veinte minutos 

en tu espalda de arrecife de coral,

quisiera ser el ruido de tu sueño transparente 

en las primeras lluvias de octubre.


Pero amor mío, soy humana y mortal como las algas de Nueva Zelanda,

soy un suspiro en la noche, un sueño apenas dormido…


Créeme entonces si te digo que este insomnio no da para mucho.


Carmen Garrido


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